Primera clase: 13-4-2010
Ayer por la tarde conocí a Mónica Alfonso- “Actriz y narradora de cuentos”
Simplemente así se presentó ella y agrego yo: “Fabuladora con imaginación propia”
Tal vez no quede grabado en la memoria todo lo que se hizo y dijo, pero su voz explicando sobre los libros de cuentos que allí había , extendidos sobre un paño en el suelo, que no eran simples libros, sino joyas del tiempo ido. A mí me pareció que todo estaba rodeado de sortilegio.
Me quedé callada escuchando; no podría trasmitir con palabras lo que sentí y viví en ese momento, tal vez fuese exagerada en emplear expresiones que en vez de analizar tal cual la veía como espectadora, hubiese hecho una representación adornada que no seria del todo real.
Segunda clase: 19-4-2010
Mónica volvió cautivarnos con su voz grave sonora.
El mensaje esta vez fue, que si tenemos oportunidad de contar algo comencemos por alguna anécdota corta sobre algún elemento que haya significado algo preciado en nuestra vida, eso hizo que se rompa el hielo entre los que escuchan y uno.
Nos hizo un regalo:
“el arroyo que canta, es el que tiene obstáculos”
Tercera clase: 27-4-2010
Esta vez vimos un libro que Mónica reservó para esta clase.
Asombrados veíamos que las imágenes que se sucedían no eran lo que nosotros observábamos, era un mundo cambiante donde todo se metamorfoseaba, es decir sin cambiar nada, cambiaba todo.
Como ocurre en la vida misma.
Nos metamorfoseamos tanto que a veces no sabemos si es para bien o mal.
La vida misma con el correr del tiempo nos dará la respuesta que buscamos.
El regalo de Mónica que recibí: “la dulzura que dejó en mi alma”
Cuarta y última clase: 4-5-2010
Hoy terminó el ciclo y me alegro de haber concurrido. Tal vez en otra ocasión nos volveremos a encontrar y ya no seremos “desconocidos, desconectados”
Recordaremos juntos estas maravillosas clases que hemos tenido.
Mónica Alfonso, ahora te doy mi regalo:¡Gracias!
Y nos dejó el suyo:
Ardió el sol en tus manos, que es mucho decir
Ardió el sol en tus manos y lo compartí,
que es mucho decir
Nicolás Guillén