Esta noche bajo las estrellas recuerdo tu nombre, recuerdo tu pelo, tu voz, tu boca, tus párpados y el placer infinito al tocarte y mirarte con ese gesto que sólo tú conoces.
Esta noche bajo las estrellas recuerdo el olor de tu cuerpo y tus manos entrelazadas en mí buscando que grite de agonía al meterte en mi alma, dejándome sin aire y reviviendo de nuevo sólo para complacerte.
Esta noche la cama está fría, tus brazos, que nunca existieron, ya no me sujetan y empiezo otra vez a quererte, a desear que existas, a llamarte, pero mi real compañía soy yo y esa ventana sin estrellas que me mira entristecida.
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