Olor a
lluvia y las hojas resecas crujiendo bajo mis pies.
Mirada
taciturna enfundada en adoquines. Soledad y encuentro, sudor seco de un rostro
acongojado.
Mi
mente nublada en el olvido, frases mezcladas, revueltas en mil poesías.
La
fatiga y un deseo incontenible convertido en fuga.
Y de
pronto la luz y tu imagen frente a mi. Un silencio se desploma y en un susurro
suave se dibuja tu nombre en mis palabras.
Encuentro
inesperado, ausencia resonando en poemas y allí sentado frente a mí me muero en
mil preguntas.
Ingrata
inspiración que no nace con tu encuentro.
A quién
puedo contarle que en una tarde de ausencias encontré tus pasos en los míos y
juntos nos dijimos nuestros nombres
A
quién puedo contarle que yo soy Olga
pero que vos García Márquez soñaste Cien años de soledad... acompañado.