
Aún se despereza el sol en su cálido lecho, cuando Martina despierta. Es su primer día de jardín. Como toda novedad el hecho encierra ese halo de ilusión y misterio no develado. Es una aventura misteriosa, mezcla rara de fantasía y curiosa incertidumbre a descubrir.
Ansiosa y contenta a la vez, vive con alegría ese momento único e irrepetible. Su alborotado entusiasmo contagia. Media taza de leche chocolatada no bebida queda en el vaso.
Ya se ha puesto su flamante conjunto azul y ha colgado de los hombros sin ayuda, porque no la quiso las tiras de la mochila con la imagen de Kitty, que cubre su pequeña espalda. Dos prolijas trencitas la peinan y le dan un aire formal. Se siente grande e importante. Con un cálido abrazo y una sonrisa compinche se despide presurosa de la abuela.
Ya en la calle, nada la detiene. Camina apurada tomada de la mano de mamá y papá.
¡Al fin, llega! La vereda del jardín es un mar de niños. Le da gusto ver otros chicos, pero no los conoce y eso la inhibe ciertamente.
Una gran puerta de hierro cerrada, detiene su prisa y debe esperar. Enseguida se abre y entra. Al hacerlo, sus ojitos claros, color miel, brillan risueños ante los llamativos carteles con los personajes de sus cuentos favoritos. Globos, coloridas guirnaldas, payasos y juguetes, retractan la magia de un sueño infantil.
Pronto cambia su semblante. Con un beso, mamá y papá se despiden de ella y se van.
Sola, se encuentra frente a un mundo desconocido, lleno de extraños y siente ganas de llorar. La seño, atenta al menor detalle, lo nota, con ternura le da la mano y la conduce al interior de la salita.
-Vamos a jugar– le dice.
Con timidez se aferra a ella y se siente más segura.
Hoy, catorce años después y en su primer día de facultad, frente a la centenaria e imponente puerta de hierro, Martina evoca con dulce nostalgia aquel lejano momento y como antaño, experimenta la misma e inquietante expectativa. Más serena ya, pero con igual contenida emoción, ingresa al recinto junto al grupo de nuevos compañeros.
Texto publicado en "De puertas y ventanas"
1 comentario:
Raquel : dulce lleno de encanto y de emoción tu relato te felicito
Graciela
Publicar un comentario