EL AGUA MANDA
En una época lejana, cuando el mundo aun
era niño; el Gran espíritu de la Vida se presentó a los hombres.
Reunió a miles de ellos, para darles la
bienvenida a sus dominios de la “Tierra sin mal”.
Entonces el Gran espíritu les pidió que
juntaran agua entre sus manos y la sostuvieran todo lo que pudieran soportar. Luego
explicó que les sería muy útil y necesitarían de ella para casi todas las labores importantes en sus vidas.
Los hombres le obedecieron y allí
permanecieron reunidos atesorando su agua.
Pero con el paso del tiempo la tarea se
les hizo insoportable, y hacia el final de aquel día los dedos de sus tenaces
manos comenzaron a abrirse, y el agua a escurrirse lentamente entre ellos. Y por más que las apretaron y lloraron al
verla derramada, no lograron retener ni una sola gota.
Entonces el Gran espíritu acudió a
ellos; y sosteniendo un lago cristalino
entre sus poderosas
manos comunicó a los hombres que aquel
agua no les pertenecía.
Entonces les dijo:
_ El agua será de los pueblos y para los pueblos, pero aunque
modesta y sencilla no intentarán abusar de ella, porque también es poderosa, y
desenfrenada , podría arrasar con todo a su paso.
Luego lanzó las aguas sobre las tierras
y estas comenzaron a fluir; desde los parajes más altos hacia los más
bajos y así en eterno ciclo.
Con el correr de los años los
descendientes de aquellas tribus extendieron sus dominios y se hicieron
poderosos, tan poderosos que creyeron poder dirigir el curso de la Vida a su
antojo.
Desearon tener más posesiones de las
necesarias y acaparar mucha más agua de la que podían utilizar.
Así fue que construyeron represas,
diques y terraplenes; cambiaron el curso de los ríos, avanzaron con sus casas y
campos sobre sus costas y envenenaron sus aguas con la insanía de sus cultivos.
Desde entonces ya nada fue igual;
algunos poblados vieron desaparecer los arroyos bajo sus los cauces de
sedientas piedras y las aguas de los grandes lagos artificiales infectaron y enfermaron a sus gentes.
Los peces desaparecieron de los ríos y
un olor nauseabundo se apoderó de las costas tapizadas de una extensa alfombra
de desperdicios.
Muchos hombres se acostumbraron a vivir
entre la basura, y hasta llegaron a justificar el horror en nombre del soñado
progreso.
Pero aquellas aguas heridas y
prisioneras una tarde de ardiente verano viajaron a los cielos en gigantesca procesión de gotitas.
Y el firmamento fue amo de tinieblas ,
giró en desenfrenados remolinos de viento y luces; Y por días no cesó de
llover.
Las murallas carceleras cedieron y las
aguas, explotando en libertades, corrieron desenfrenadas por sus antiguos
dominios.
Arboles y bestias, campos y ganados,
casas y sus gentes, insectos y reptiles; fueron presa de su vorágine.
Con muchísimo dolor y sufrimiento
aquellos locos conquistadores, que no supieron medir la verdadera fuerza de su
oponente aprendieron por fin la lección.
El agua manda.
1 comentario:
MUY LINDO PROFE!!
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