jueves, 28 de junio de 2012

DESPEDIDA por MARÍA CRISTINA ZAMORA



   Esa mañana la acompañé caminando despacio, la cara contra el viento, metido en mi silencio, con pasos callados, un ruiseñor que se apoyó en mi hombro traído por el viento desde un jardín herido que gritaba pidiendo la suavidad, la calma, rozó mi mejilla con sus suaves alas.
   Yo seguía metido en mi mismo, era la hora  dulce de las medias lunas, la hora nona de las mañanas que encendía la atención que invadía nuestras bocas al morderlas tan crocantes, saboreándolas y disfrutando su fresca textura, saladas o dulces.
   Había otras personas caminando por detrás nuestro, las oía hablar mientras seguía sumido en mi evocación de esos, nuestros momentos tan íntimos, cotidiano , como el mirar una película abrazados en el sofá con una fuente de pororó sobre mis rodillas, jugar a las cartas, podar las plantas del jardín, limpiar la pileta, lavar el auto, compartir un libro, colgar los cuadros, comentar las noticias de los noticieros, los sucesos importantes, los novedosos, los escandalosos, y  divirtiéndonos  con los disparatados.
   En esos recuerdos iba perdido sin darme cuenta que nos estábamos aproximando al tranquilo y solitario lugar al que nos dirigíamos, los árboles susurraban sus lamentos al frotar el viento en sus follajes y mis emociones palpitaban dentro de mi estómago; el silencio se podía escuchar en ese momento en el lugar, ya no oía hablar…….. ¡ todo era silencio.! .Tomaron su cuerpo respetuosamente sin preguntarme, las puertas estaban abiertas, entraron y lo depositaron en un costado sobre una saliente similar a una ancha repisa en ese quieto lugar mientras “ la señora lluvia  llovía dulcemente  sobre mis huesos parados en la soledad “, del panteón familiar en tanto  mi corazón se deslizaba lentamente hasta mis pies.

     El texto entre comillas pertenece al poema "Gotan" de Juan Gelman

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cristina: Me gustó mucho tu trabajo,muy emotivo y profundo. Felicitaciones
GracielaRodriguez

Anónimo dijo...

¡Está excelente, Cristina! Aunque esté faltando este tiempo los sigo leyendo. Besos. Irene