“Leibnitz y la
trascendencia del amor en Polinesia”
Clarice Lispector
Corrí al cuarto para alejarme de las patas de las
cucarachas.
Entre los pliegues del cubrecama una cucaracha se asomaba.
La escena de la cama extendida quedó inconclusa.
El oso de peluche sentado sobre la almohada subsiste sin
lágrimas ni movimientos.
El aliento paralizado en el medio del suspiro marca la
nostalgia de lo que jamás sucederá.
El aleteo de la cucaracha que no se resiste a la tentación
y se acerca demasiado a la lámpara se reduce a dos láminas derretidas.
Volver a colocar los pies sobre las huellas de las pisadas
marcadas en el barro, dan la pauta del nacimiento de un nuevo error.
Desandar los pasos, se convierte en una aventura imposible.
El laberinto del terror se rehúsa a mostrar una salida.
Evitar la lágrima, la pisada sobre la pisada y entrar al
laberinto, son el camino más saludable, piensa el oso de peluche que se quedó
sin lágrimas y con las alas quemadas, dejando inconclusa la escena de la cama
extendida y a la historia de un amor en la Polinesia.
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