Lo moja la lluvia, lo despeina el
viento
Chapoteando en charcos,
rescatando estrellas
de barro se ensucian sus zapatos
nuevos.
En su blusa blanca de pura tafeta
el niño al descuido se limpia las
manos
La madre se enoja, a mi me hace
gracia.
En medio del patio, dentro del
aljibe
se cayó la luna. ¡Tamaño
percance!
Con un balde viejo y una cuerda
larga
cual si fuera un mago, la saca
del pozo.
Para que no escape y no tenga frío
con una frazada de flores azules
y un par de nubes que bajó del
cielo
de noche la cubre.
Con sus zapatos sucios, su pelo
revuelto
Con la cara roja y su balde viejo
Recorre las calles, recorre las
plazas
La gente lo mira, lo mira y le
dice:
- Niño, no seas tonto, tira ese
balde roto,
Él se ríe y piensa:
- ¡Qué tonta la gente no sabe
que
llevo un TESORO!
Poesía publicada en EL OJO DEL CÍCLOPE
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